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Aguiar   Alcáçovas   Viana do Alentejo Geral

FOTOGRAFÍA
Joaquim Filipe Bacalas - 2012

TEXTO
Luís Banha - 2017

Alfarería tradicional de Viana do Alentejo


Ser alfarero se traduce en el conocimiento intrínseco del trabajo del barro, de sus características, de los procesos de producción y preparación de la materia prima, en el conocimiento de las herramientas de tornear y modelar, así como de su propio cuerpo. Ser alfarero es una arte de conocimientos propios, resultado del aprendizaje con quién lo enseña y de la experiencia de trabajo. Ser alfarero no implica (obligatoriamente) tener un taller, ya que varios alfareros pueden trabajar bajo las órdenes del maestro del taller.
De forma semejante a la de otros oficios manuales, la transmisión del conocimiento de la preparación y del trabajo del barro con vista a su modelaje es hecha a través de un proceso de reproducción mecánica de gestos y procedimientos, a partir de una base de transferencia generacional, que en Viana do Alentejo es ampliada con la creación de la escuela de alfarería el 28 de Octubre de 1893, ultrapasando los límites físicos de la pedagogía del espacio de los talleres de alfarero.
Las alfarerías en Viana do Alentejo desde siempre presentaron estructuras patriarcales, donde el oficio de alfarero es pasado de padre para hijo. Esta pequeña economía doméstica solo era alterada cuando la procura de piezas lo exigía, llevando el alfarero a contratar mano de obra pagada al día. 
Esta dinámica familiar es también visible en los trabajos desarrollados en el espacio de la alfarería, que se encontraban divididos por sexo y edad: el joven aprendiz, de más o menos 6 años de edad, empezaba por aprender las bases del oficio, acompañando el maestro en las tareas de recogida, preparación y, después, en los procesos de modelaje. El hombre, maestro alfarero, es quién está a cargo de la gestión del taller, así como de los trabajos más físicos, en especial la preparación de la materia prima y los procesos de modelaje y cocción. Hasta 1982 las mujeres eran limitadas a las pequeñas tareas; con el surgimiento de la pintura, su sensibilidad es canalizada para tareas de dibujo preparatorio y pintura.
Cuando un alfarero abre un nuevo taller, el mismo modelo organizacional es aplicado, con una matriz funcional que se repite en el tiempo e en el espacio.
En el puente entre el Material y el Inmaterial, encontramos la loza de producción local, que hasta 1982 era única y exclusivamente utilitaria. A partir de esa fecha surge la loza decorada en los talleres de Viana, con Feliciano Branco Agostinho, en un mezclado de experiencia de trabajo con sus aprendizajes en la escuela Médico de Sousa.
Las bases lanzadas por Feliciano Branco Agostinho son el otro lado del inmaterial de la alfarería de Viana, con una gramática decorativa definida en lo que es de Viana y típico de la región alentejana: las practicas conectadas al campo y a sus tareas, la indumentaria, los paisajes locales, asociadas a colores como el castaño, una escala variada de azules y otra de ocres, fondos tendencialmente puestos en segundo lugar delante de la ausencia de perspectiva y de la predominancia de un diseño naïf.

     MUNICÍPIO DE VIANA DO ALENTEJO

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